¡Buenas noches! Queremos que nuestras primeras palabras sean para transmitir de corazón a todas las gentes del mundo nuestros mejores deseos para que algún día haya paz, prosperidad y felicidad universal en estas Fiestas Navideñas y de Año Nuevo. Así mismo queríamos ser nosotros este año quienes lanzaran el discurso de Navidad al señor Juan Carlos Borbón, quien ostenta el cargo de Jefe no electo del Estado Español.
Llegamos al final de un año difícil y complejo, marcado por una crisis económica provocada, y de la que todavía no se ha juzgado a las y los culpables.
Una crisis que ha puesto de manifiesto desequilibrios y deficiencias de un sistema que debemos cambiar juntas y juntos con eficacia y prontitud.
Lo más doloroso es que el propio sistema nos pone impedimentos golpeando a tantos hombres como mujeres que sufren -en su propia carne o en sus familias- la constante pérdida de derechos y libertades. El número de paradas y parados es preocupante. Los gobiernos recortan en educación, sanidad y demás servicios sociales. La sociedad española no puede dejar que se vulneren los logros sociales en pos de la progresiva destrucción del estado del bienestar.
Señalamos a quienes se han lucrado de su mala gestión, a un empresariado egoísta, que ni reinvierte ni valora el trabajo de sus empleados. Arramplan con la sociedad, no piensan en más que números y más números. Son calculadoras de su propio beneficio. Seres despreciables a los que sin embargo se les permiten hipotecar nuestro futuro.
La crisis ha requerido la adopción de importantes decisiones por parte de nuestros poderes e instituciones públicas a todos los niveles. A escala europea ha exigido concertar nuevas iniciativas a espaldas del pueblo, haciéndonos revivir el sufrimiento de un estado de despotismo. Se viola reiteradamente la Constitución que usted firmó con el apoyo de muchas y muchos españoles y españolas. La soberanía nacional ya no reside en el pueblo, tal y como dicta nuestra Carta Magna.
La incapacidad para pagar la deuda pública no existe. El Estado Español no tiene un problema de desequilibrio presupuestario. Uno de los grandes problemas radica en aquellos que mediante el ejercicio del fraude fiscal han contribuido al deterioro de las cuentas públicas.
La reforma constitucional impuesta el pasado mes de Agosto supone un auténtico golpe de estado al estado del bienestar. La mercadocracia nos quiere imponer lo que para los especuladores financieros es prioridad absoluta, soslayando servicios básicos como educación, sanidad o protección social.
El gasto social público, en España, está seis putos por debajo de la media europea y pese a que se insiste en el déficit de las cuentas públicas la verdad es que:
-Se reducen progresivamente los impuestos sobre la Renta
-Se reduce el Impuesto de Sociedades
-Se suprimen los Impuestos de Patrimonio y Sucesión
-Se crean SICAV´s para que las grandes fortunas tributen al 1%
Por no hablar los gastos que suponen a las arcas públicas la Iglesia Católica, o la Casa Real.
Claramente disponemos de las condiciones y de los instrumentos necesarios para lograr mantener el estado de bienestar, pero desde el Gobierno se pretende enmascarar una realidad.
Estamos desterrando la indiferencia, haciendo un ejercicio de conciencia ciudadana, practicando democracia de verdad, por y para la ciudadanía. Algo que, posiblemente, tanto usted como su entorno no han vivido. Tal vez los privilegios hereditarios de los que usted goza, ya no solo económicos sino institucionales, sean incompatibles con la concepción de democracia.
Los nuevos tiempos requieren una renovación de la política de cara a mejorar la participación ciudadana. Desde la ciudadanía, no obstante, se ve miedo en la clase política (de la que usted y su familia forman parte). Un miedo fomentado por la posibilidad de que se eliminen los beneficios que las rencillas del sistema le dan a la misma. A día de hoy, la clase política no defiende ni representa a la ciudadanía. Los gobernantes defienden sus privilegios y los dictados del mundo capitalista que aplasta literalmente a la opinión pública.
A todos estos problemas coyunturales, la democracia -ya no tan joven- de nuestro país hace aguas. Tanto la ley electoral como la ley de partidos es antediluviana. Los votos no se ven representados en el parlamento. La participación ciudadana se queda en un voto cada cuatro años y no se nos pregunta a la hora de hacer reformas trascendentales y que nos afectan directamente.
En cuanto a su figura,le recuerdo que usted no es electo. Usted se beneficia del esfuerzo de todas y todos las y los españoles desde una posición privilegiada, impidiendo la regeneración política. Señor Juan Carlos Borbón, debería usted hacer un juicio a motu proprio de su papel ahora que la dictadura del dictador Francisco Franco quedó atrás. Su llegada y posterior estancia en la jefatura del estado es meramente oportunista y un motivo más que deja claro la clase de democracia de la cual gozamos...
Como ya hemos dicho, el actual sistema es incompatible con una democracia real y con la declaración universal de los Derechos Humanos. El Gobierno, elegido por el pueblo, no es capaz de garantizarnos el acceso a un trabajo y a una vivienda digna.
La ciudadanía está harta de gritar “gente sin casas, casas sin gentes”. A día de hoy se producen más de 300 desahucios al día en toda España. Se prevee que en los próximos tres años se produzcan casi un millón de desahucios
Por estas fechas, muchas familias disponen de un sueldo que va íntegramente destinado a pagar hipotecas abusivas.
El Gobierno no quiere recurrir a mecanismos para asegurarnos el acceso a una vivienda digna. ¿A caso es imposible la creación de un parque de vivienda público en régimen de alquiler a partir del stock de viviendas vacías? ¿es imposible una moratoria en el pago de las hipotecas y alquileres para la gente que no pueda afrontar tales gastos?
Por suerte, la sociedad está reaccionando. Se van tejiendo estructuras de apoyo y muchas y muchos ciudadanos y ciudadanas están dando un ejemplo de dignidad. Cientos de personas se unen en cada desahucio, no para evitar un desahucio, sino para salvar a una familia de acabar en la calle. Lo más hiriente es ver cómo policías son mandados a defender los intereses de los bancos.
Parece que los Gobiernos han olvidado que la policía está para defender a la ciudadanía y no al contrario. Parece que los cuerpos de defensa ciudadana en los últimos tiempos se están transformando en cuerpos de represión. En el marco actual, ustedes, desde su burbuja aislada de la realidad social, cuando se cansan de oírnos dan luz verdea la represión y la censura. La misma España en blanco y negro ha vuelto a escena. La violencia policial está al orden del día y no se condena, además de intentarse justificar de forma inverosímil
Se han vivido cargas y presencias policiales desproporcionadas en protestas pacíficas y constructivas. Se ha apartado, golpeado e insultado a periodistas. Se ha, incluso, practicado la represión de carácter ideológico como se vio durante las Jornadas Mundiales de la Juventud Católica. Le recuerdo que ciudadanas y ciudadanos de todo credo salieron a la calle en contestación al derroche y patrocinio tanto del gobierno estatal como autonómico en un acto sectario, una vergüenza para un estado plural.
Pero la formación de un estado plural y de derecho parte desde la igualdad de oportunidades, desde la educación pública. Un claro ejemplo de que el "empeño" de las clases gobernantes no es que avancemos como sociedad, sino sus intereses financieros. Vivimos una progresiva privatización de la educación pública. La existencia de centros concertados en perjuicio de centros públicos es un insulto a la ciudadanía. La educación privada y concertada segregan a la ciudadanía en función de sus ingresos o creencias no garantizando así una educación en igualdad.
Se ha puesto de manifiesto en reiteradas ocasiones que no se respeta ni la figura del docente ni la del estudiante desde los distintos gobiernos autonómicos o nacionales. Un indicativo de ello es el descenso de contratación de personal docente y la des calificación del mismo en boca de algunos representantes políticos.
Se pretende eliminar la democracia interna de las universidades públicas y ponerlas al servicio de los poderes financieros creando nuevas estrategias como a EU2015. Todo ello sin contar con los agentes sociales que componen el entorno universitario.
Pero a día de hoy está saliendo el sol y millones de ciudadanas y ciudadanos a lo largo y ancho del planeta se unen en perfecta sinergia para gritar más fuerte que estamos aquí, que somos el 99% y que no vamos a permitir más humillaciones porque lo queremos todo y vamos a revolucionar conciencias y a formar personas para que el 15 de Octubre sea el preámbulo de una nueva era basada en el crecimiento sostenible y la igualdad social.
Sin más, le invitamos a que tome posición: sus ciudadanos o su sistema.
Os mandamos nuestro más profundo deseo de que la felicidad no solo sea algo que se desee en fechas señaladas, sino que exista todos y cada uno de nuestros días. Es, y siempre lo ha sido, tu turno de palabra. ¡APROVECHALO!